sábado, 20 de septiembre de 2008

Sopa le dieron al niño


Linda charla ayer con Isabel Alvarez y los compañeros post sesión de introspección. Salgo de su casa a las 3.30 a.m., con pena porque la charla seguía interesante, pero con la conciencia de tener que levantarme a las 5:40 para mi sesión de Sadhana. Isabel ya nos había dicho que tenía un regalito para nosotros y al despedirnos, nos reparte a todos unas bolsitas de papel conteniendo el orégano más aromático que mi nariz (¿o se dice mis narices?) han tenido ocasión de oler. Orégano tacneño.
Yo fui el último en llegar a la casa de Isabel, ya todos estaban acomodados para la sesión. Resulta que no tenía la dirección y, además jale a R y M a Maia Films de nuevo pues R se había olvidado su cartera.
Antes estuve en la parrillada de confraternidad del pull de empresas que se han juntado en la casa de Maia Films. Bonita sensación porque de ese pull de empresas, casi todas son lideradas por ex alumnos míos.
Antes, dormí en la cama de mi madre una buena siesta. Estaba muerto de cansancio y en esa cama, a pesar que detesto su sinnúmero de almohaditas pequeñas y la manera como mi madre usa sábanas y colchas, siempre duermo siestas buenazas. Echado a su costado mientras ella ve televisión y toma mi mano.
La mano de mi madre es la mano más suave del planeta.
Llegué también tarde a la parrillada. Es que estaba muymuymuy cansado. Estaba R - mi ex -, con M, su esposo, a quienes no veía desde hace como un mes y acababan de llegar de viaje de Hawai, su luna de miel atrasada. Así que fui a saludarlos primero. Vi las fotos de su viaje y, luego, tuve a Eva diciéndome, eres un buen tipo. Es linda Eva. Ser esencialmente bueno.
También estaba Lin Lin, con quién me hubiese gustado conversar más. Vi a Lin Lin echarse unas lágrimas y me dió muchas ganas de acompañarla. Pero Lin Lin ayer había decidido no abrir ningún espacio para eso. A mi, me apenó su pena. Y me apenó no poder acompañarla. Lin Lin es muy linda, buena, inteligente, chambeadora. Pero vive en soledad.

Volvamos a la sopita. Isabel, que es la dueña del Señorío de Sulco es una apasionada por la comida. En realidad es un ser holísticamente apasionado . Contó muchas anécdotas. Muy generosa pues nos estaba abriendo sus experiencias personales. Sus búsquedas, su sanación. Pero además, haciendo un recorrido precioso por la comida y principalmente por las sopas y las papas.

Así que hoy, sábado, después del yoga matutino le dije a Vania, mi profe, que me acompañara a la feria ecológica a comprar. Y compré cositas para hacer una sopita: una crema de habas, papita amarilla y zapallo. Volví a la cocina después de tiempo. Antonio García había llegado a mi casa a recoger el saldo que le debía por unas pinturas que le había comprado y, además, se quedó pintando el corazón rojo que Alvaro me trajo para ver si le dábamos nueva vida a un cuadro de paisaje andino que compré en Tarma y al que había hecho colocar una parejita.
Ese intento de darle una nueva vida al cuadro fracasó estrepitosamente así que habría que inventar algo con ese corazón. Y ahí estaba Toño pintando un picaflor sobre una flor mientras yo cocinaba el ollón de crema. Salió muy rico. Con él orégano tacneño que me ragaló Isabel y con sus ganas de la cocina.

Ahora, mientras escribo esto, preparo unos pallares para algún día de la semana. Y tengo absoluta certeza, que durante la semana también iré a almorzar al Señorío de Sulco, a recargar las energías cocineras. Y apreciar el talento de esta familia de cocineros. Fue bueno verte de nuevo Isabel. Y es bueno volver a la cocina.

No hay comentarios: