viernes, 6 de junio de 2008

Educando a Libertad

Tiene tres nombres aunque creo que ahora sólo se reconoce en uno. El primero fue Valeriana. El segundo Valita. El último Libertad.

El primer nombre vino del rol que inicialmente le tocó cumplir y las mutaciones se han dado en función de los cambios en su personalidad.

Hoy siento que el que le hace honor es Libertad. Pero ella sigue siendo Valita.

Me ha costado sinnúmero de cuestionamientos caminar con ella sin correa. Dejarla que se cague y mee donde sea en su niñez, no "educarla", no contratarle instructor.

No la ha chancado un carro. Pero ha tenido sus pequeños sustos. Se ha perdido unas cuantas veces por breve tiempo. Ha mordido algunos cuantos muebles. Pero no ha hecho nada grave ni ha estado en riesgo severo nunca. Como contraparte, creo que Valita es ahora una perra feliz. La más feliz, juguetona y correlona del barrio. La que hace sonreir a todos. La más libre. La más salvaje. La más perra.

Vino a ser Libertad cuando un día rumbo a una caminata por el malecón de Miraflores se le ocurrió saltar del auto en marcha en plena avenida Aviación. Muy gracioso. Un par de veces la he empujado a repitir la hazaña. Más veces salta sola repitiendo su gracia. Y ahora ha comenzado a perseguir bicicletas, motociclistas e incluso autos como perra de chacra, pero en broma.

Me da gusto no haber bloqueado sus instintos. Su ser perra.
La libertad de Libertad ha tenido y sigue teniendo sus riesgos. Yo he tenido que tener paciencia y temple. Controlar mis miedos. Confiar. Evitar reprimir. Ella, en sus actuales trece meses ya no muerde los muebles y ahora caga y mea donde debe. Y salta y juguetea como ninguna.

Mi hipótesis de partida fue que Valeriana - Valita - Libertad iba a aprender a dominar sus esfínteres, a cruzar la pista sola, a saber estar sola en la calle. Porque yo creo que uno aprende lo que debe cuando está listo.
Libertad ha aprendido sola o con muy poca ayuda. Sigue saliendo sin correa. Sabe estar conmigo a cien metros de distancia. Claro, sigue en riesgo de ser atropellada. De perderse. Como cualquier perro o perra. Eso sí, más feliz. Con menos estres.
Libertad.



No hay comentarios: