domingo, 9 de noviembre de 2008

Flores para mi madre


Dejo a papá y con el tema del estreñimiento coronario en la cabeza decido ir donde mi madre. Hace varias semanas que no la veo, ni hablo con ella. A diferencia de mi padre, mamá no llama. Es decir, llama, pero mucho menos seguido. Y muchas menos veces simplemente para decir, "hijo, quiero verte". Y yo, he estado con todos los tiempos llenos, o sea, he estado llenando mis tiempos y no reservando ningún espacio para ella. Mi madre. Mi estreñimiento coronario. Decido combatirlo.
Paro en el Wong de San Borja, para comprarle flores. Se las compro. Entro a la casa, su casa, mi casa hasta los 25, voy a su cuarto, toco, abro la puerta:
- sonríe - hijito.
- Madre... te traje flores.
- Qué lindo, que mi hijo me traiga flores. Está feliz.

Si pues, qué lindo. Qué fácil. Mi madre cumpleaños en unos días. Un adelanto, le digo, ésta es la semana de tu cumple.
Me gusta verla feliz. Toma mi mano. Su mano suave, mi mano.

Ella está con sueño, así que prendo la tele. Mujer Bonita. La parte final. Me pego.

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