domingo, 17 de agosto de 2008

domingo


Tuve la buena idea de salir a caminar por el malecón, temprano. Bueno, más o menos temprano: 9:00 a.m. No salí ayer, qué bueno. Sólo extrañé perderme la película que quería ver. Pero llovía y no estaba por la labor.
Leí un poco, vi al pez ganar su octava medalla de oro, dormí, desperté con la llegada alcoholizada de R y volví a dormir. Hoy viajo a Sao Paulo y me parece que necesitaba mentalizarme.
Me gusta caminar. Mucho. Es decir, me gusta mucho caminar y me gusta caminar mucho. Hoy caminé casi tres horas. Es un ejercicio de limpieza mental. Las cosas cotidianas van pasando a segundo plano a manera que avanzas y comienzan a emerger las importantes. Por eso me gusta caminar. Además está Valita, que hoy fue Valeriana. Es una buena compañera de caminatas. Va sin correa entonces ella tiene libertad de movimiento y yo también. Siempre es un riesgo, lo se, lo se, pero es más divertido.
Vi a J llegando nomás pasar rauda en su carro azul. Grité su nombre. Demasiado tarde. Hubiera sido bacán caminar un rato contigo. Te conté que apareciste en mi viajecito. Muy divertida, muy duende. Me has hecho carcajearme una y otra vez. Tanto, que al final de la sesión me dio un poco de vergüenza mirar a los compañeros. Se agradece.
El Municipio de Miraflores había organizado una campaña de vacunación y no tuvo mejor idea que plantarla frente al velatorio de la Iglesia de la Virgen de Fátima. Me pareció un poco faltoso, con tanto parque, era mejor dejar a los muertitos en paz, pensé en rajar, pero bueno. Ya le tocaba a Valita sus vacunas del año, así que decidí que nada de rajes.
Llegué hasta el puente de los suspiros, suspiré y regresé. Casi llegando al parque Reiche apareció S. Gran sonrisa. Buena lora. La acompañé hasta el parque del Amor. Tantos años S y nos seguimos acordando del Negro y tú te sigues acordando de mi historia de la combi!!! Qué escándalo. Hablemos.
Vacuno a Valita de regreso. Dos sesiones de vacunación con dos pinchadoras distintas. Una la quíntuple y la otra la antirrábica. Con la primera Valita la pasó bien. La otra, la hizo sufrir mucho. Media taba la chica. Por no decir una cosa más fuerte. Pobre Vala. Por eso hoy es Valeriana. Regreso a casa a las 12:30 y me provoca un cebiche. Hoy por hoy mi lugar favorito para comer cebiche está en el Edén de Benavides. Me encanta comer cebiche en ese mercado. Por siete lucas te dan un chilcano inmejorable y un cebiche muy fresco.
Regreso, veo mis tickets. Viajo a las 9:40 p.m. Hago siesta. Preparo la maleta. No olvidar el certificado de vacuna de contra la fiebre amarilla.
Y ahora hago tiempo. Prendo la máquina y aparece T en el gmail. No la veo desde hace un año. No tengo ningún dato para darle. No se a que hotel llego. Espero que a quien le toque recogerme esta vez llegue y lo haga puntual. Y que no hayan otros que lleguen y que tenga que esperar. Llegar a las 4 de la mañana a un aeropuerto y tener que esperar no es grato. Y en estos eventos a veces hay que hacerlo. T me pide chocotejas. Y pregunta ¿cuándo nos vemos? Mañana, será mañana. Fueron tan bonitos esos días el año pasado, conversación, llanto, cariño. Cuànto tiempo pasó. Cuántas cosas pasaron. Cuántas no pasaron.
Tengo que llamar al taxi.

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