Podrás quejarte de abandono. Y te daría la razón. No es falta de cariño. Sucede que no tengo mucho que decirte. O sí, tendría, claro, mucho. Tal vez sea, simplemente, que no tengo ya el tiempo. Ando haciendo, haciendo y haciendo. A buen ritmo, con buena energía.
Compréndeme.
Pronto hablaremos más seguido. Lo sospecho. Lo espero.
Trump: El de Siempre (XII)
Hace 10 horas
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