viernes, 23 de octubre de 2009

Vuelve los ojos locos


Muchas veces los gobiernos necesitan que la gente no esté concentrada en lo que está haciendo. Generalmente por motivos de corrupción. Otras veces, porque no pasa nada: el Estado no puede producir noticias todos los días, no se puede tener resultados que mostrar ni planteamientos que hacer a la sociedad todos los días. Entonces jode tener a la prensa encima. Sobretodo si esa prensa está abocada al escandalete merecido o inmerecido.
También ocurre que los propios medios de comunicación necesitan mover temas para jalar audiencia. La audiencia aumenta la capacidad de negociación con los clientes (formales e informales). Digamos que los clientes formales son los que pagan dinero a cambio de un servicio que es facturado. Los informales no sólo pagan en dinero, también en favores. Este dinero o este intercambio de favores no tiene registro salvo a que a alguna de las partes se le ocurra hacer algún tipo de registro y nadie se entera salvo que ese registro salga a la luz, cosa que por lo general no ocurre.
Las empresas de todo tipo - incluso las culturales y artísticas - han aprendido también a inventar noticias para llamar la atención sobre si mismos. La cobertura de la prensa, hacer noticia de cualquier forma, garantiza una cobertura mediática que es muchas veces más fuerte que un aviso publicitario. Y es gratis.
Las noticias que se inventan, las noticias absurdas que se agrandan, el juego de mover la opinión pública para un lado a otro es una práctica usual en el Perú. Y en muchos países del mundo.
Casos burdos hay todos los días, el pulmón de Susan ha dado la excusa perfecta para hacer un apanado. El apanado es un desquite masivo ante una molestia que va más allá del pulmón y de esta poco ética mujer. Pero el Perú, su política, sus medios de comunicación han sido su escuela. ¿Se ampliará la reflexión?

viernes, 9 de octubre de 2009

Crear tu espacio común


El martes tuve ocasión de ir al Galpón, un espacio de teatro en Pueblo Libre manejado por unos jóvenes egresados de la Facultad de Artes Escénicas de la Universidad Católica.
Disfruto ir ahí. Mucho. Primero porque cada vez que voy me encuentro con obras trabajadas con una urgencia de decir, escritas, dirigidas y actuadas por jóvenes. Obras vivas del Perú y la Lima de hoy. Obras fuertes que arden en deseos de decir cosas. De llamar la atención sobre temas. De expresarse acerca de lo que nos pasa.
Me gusta también porque el Galpón me remite a mis veintes. Cuando miro a los chicos que asisten puedo reconocer mis veintes y me sonrió cómplice. Observo fachas, gestos, modos de relacionarse, escucho las conversaciones, se respira rico.
Y, finalmente, me gusta porque ese barrio de Pueblo Libre es tan bonito. Es bonito porque a metros está la formidable Plaza con sus preciosísimos árboles, el mejor Queirolo, las callecitas. Me gusta y me da que pensar en qué bonito sería si...

La Candelaria
En ese estado de ánimo me dió por pensar en que pasaría si el próximo año más jóvenes se animasen a abrir espacios de arte y cultura en esa zona y la imagen que se me vino fue inmediatamente la de La Candelaria en Bogotá. Suelo caer por ahí con frecuencia pues queda cerca a la Asociación Nacional de Recicladores, institución que visito cada que voy por allá. Me encanta caminar por la Candelaria después de ver a mis amigos recicladores. A veces me meto a cualquier obra simplemente por las ganas de saber que pasa con el teatro por ahí. A veces me escabullo por las calles, en su placita y me sento a ver los espectáculos callejeros.

Recuperar nuestro eje
Escribí sobre esto en mi estado en Facebook. Sobre el qué pasaría si... Y los primeros comentarios fueron más por el lado del escepticismo y el dolor ante la invasión de la "modernidad" que nada lo respeta. Y sí pues, los que queremos una ciudad para vivirla y amarla y recorrerla y divertirla y vitalizarla estamos jodidos en estos tiempos de avance de la construcción y las cadenas estandarizadas de cafés y restaurantes. Estamos jodidos y en repliegue.
Por eso creo que hay que estabilizar nuestra posición. Recuperar el centro, nuestro eje de creencias y comenzar a responder. Ni la cultura ni el arte merecen estar tan arrinconadas. El disfrute de la ciudad por parte de sus ciudadanos no puede ser avasallado por el pequeñísimo interés individual de una compañía constructora, un grupito de propietarios y algunas empresas (yo diría algunos poquísimos estúpidos gerentes) sin conciencia urbanística.

Construir una ciudad que disfrutemos
Pero somos nosotros los que estamos sin tiempo para dedicarnos a construir lo colectivo. Si me preguntan que es primero: el activismo o la doctrina, digo que la doctrina. Siempre es más sólido hacer activismo con doctrina que sin ella. Definir los principios básicos que movilizan las acciones ciudadanas y luego convocar a la acción ciudadana. No sabemos mucho tampoco de acciones ciudadanas basadas en diálogo y negociación. En respeto de planes y de espacios. En democracia. Sabemos más de acciones puntuales y breves para manifestar nuestros desacuerdos.
Si somos animales políticos, constitutivamente nos tenemos que ocupar del bien común y de nuestros intereses comunes. Siempre. Pero nosotros hemos abandonado ese rol a malos representantes. Hemos dejado de estar por cansancio, por flojera, por desidia. Ejercer la ciudadanía pasa por ejercer nuestro ser político y social. No por necesariamente hacer política partidaria y postular a cargos. Ejercer ciudadanía es comprometerte con tu bienestar en los espacios colectivos. Si después, alguien quiere hacer política pues bienvenido, que se gane con inteligencia, carisma, capacidad de ejecución práctica el respaldo y los votos.
Bueno, en eso pienso cada vez que voy al Galpón. ¡Gracias muchachos!

jueves, 8 de octubre de 2009

¿A dónde vamos?

¿Estamos felices con la ruta que estamos siguiendo?
¿Cuándo vendrá el plantón? ¿Será humano? ¿O simplemente será la naturaleza y la escasez la que nos hará parar?
Lo primero nos haría vivir un momento extraordinario, lo segundo sacará lo peor del ser humano.
¿O todo esto es un absurdo paranoico de mucha gente?
Mis ojos ven cada mes como se derriten los nevados del Callejón de Huaylas y no comprendo porque el Perú está tan calladito en materia del calentamiento global.
Si uno cruza un poco de información y la reflexiona, la razón dice que si no paramos hoy vamos a enfrentar una catástrofe mundial bastante pronto. Y yo no entiendo porque, sabiéndolo, no forzamos radicalmente un cambio.

Veo a gente que abandona ya las ciudades. Que se va a sitios donde hay agua y poco contacto con el mundo moderno. Personas que migran - dejándolo todo - de países "desarrolladísimos" a supuestos lugares "atrasadísimos".
La gente sospecha que van a pasar cosas feas. Muy feas.

Uno escucha: compra tu tierra de una vez. Porque hay que adaptarse.

Hay personas que ya te invitan a cambiar drásticamente tu vida. Que te invitan a adoptar la salida individual. ¿Qué esperamos? ¿Se va a producir un milagro?

martes, 6 de octubre de 2009

Fin de año

He vuelto a mis caminatas y hoy me sorprendió el sol dando la vuelta al Pentagonito. Caminar es un ejercicio doble, trabaja mi cuerpo y trabaja mi cabeza. También trabaja mi voz porque sigo terco en no ponerle correa a mi perra así que de cuando en cuando tengo que llamarla al orden: ¡Vala! ¡Vala ven!
Hoy pensaba, se fue el 2009 y, en cierta medida, ahora que escribo, creo que así ha sido. Para mí este ha sido un año corto, de cierre de una etapa, y ya acabó; todo lo que viene ahora pertenece al 2010.
¡Feliz año! ven que te abrazo 2010.